Acabar detenido en el Barrio Rojo de Tokio (II)

En el post anterior os contaba cosillas sórdidas (buh) de la noche japonesa. En esta nueva entrega, otros peligros que acechan en la noche tokiota - especialmente en la zona de Shinjuku.



Pero si yo me voy a tomar una cerveza

Filtreando
Ligar en Japón (al menos siendo hetero) es una aventura que rara vez llega a buen puerto (a esto tengo que dedicarle una entrada). El caso es que, después de noches viendo como las japonesas se alejan entre risillas, una encantadora - y en ocasiones exhuberante - muchacha se te acerca sonriente.

¿La operación bikini dió sus frutos? ¿Un inesperado comportamiento europeo? ¿Interés por un gaijin? Confía en tu instinto. Parece ser que no es raro que jóvenes japonesas se acerquen a ti con su bebida, paséis una relajada -y casta- noche relajada y acabes pagando una factura doble de copas - sin tú haberla invitado a nada.

Este briconsejo nos lo facilitó un canario que llevaba un año viviendo allí. Lo más parecido que vivimos fue el tener que pagar una ronda a todo el bar por obra y gracia de un camarero mafioso. Por fortuna, en los garitos del Golden Gai (no, no es la Chueca tokiota) no caben más de diez personas,

Chulos
Merodeando por la zona existe una increíble cantidad de hombres (en su mayoría nigerianos) a la caza del europeo (a ser posible borracho como una rata). Se acercarán a ti con un inglés más que aceptable, te ofrecerán chicas, precios especiales si vas en el momento... mientras caminas e intentas huir de ellos.

La primera vez puede parecerte incluso simpático: te paras a hablar con ellos, regateas y te alejas pensando en lo loco que está el mundo. A partir del quinto individuo huyes de ellos como gatete del agua. Riétete tú de las señoras del romero en Sevilla.

Consejo: si vas con una mujer en el grupo, agárrate a ella o cuando se acerque alguno de estos hombretones señálala y encogéte de hombros con un gesto de "Lo siento muchachote, ella no lo intendería".

Otra variante, si eres mujer, es que se te acerquen preguntándote si quieres pasar una buena noche, una bebida o si quieres que te acompañen al hotel - dependiendo de la delicadeza que tengan. Las intenciones, te las puedes imaginar. Pero tranquilidad: no son agresivos, tan solo vehementes.

Consejo: keep on walking, Charlie.


Yakuza, mafias y rufianes
Según nos contaron, hace años la zona estaba dominada por la yakuza pero ahora son mafias nigerianas las que operan en el barrio - una situación que no les da muy buena reputación a los nigerianos en general. De hecho, el momento cero en el que pusimos el pie en Kabukicho, un DJ ruso (long story), nos advirtió que lleváramos cuidado. Matizo, en realidad nos especificó que los chicos eran los que debían llevar cuidado, que siendo mujer no habría ningún tipo de problema.

Lo cierto es que no tuvimos ningún incidente con ellos y si nos cruzamos con algún yakuza, no lo vimos. Incluso entrando en uno de los bares de los proxenetas nigerianos - en plena crisis del ébola -, salvo la pérdida de unos yenes, el trato fue bastante amable (y de película).

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