¿Mucho tiempo libre? ¿Sin un duro? ¿Te gusta conocer gente y caminar? Con tres síes a estas respuestas, el Camino de Santiago era mi opción vacacional favorita para verano.

El presupuesto del día rara vez supera los 5-10 € y los peregrinos suelen ser personajes de lo más variopinto, venidos desde todos los puntos del mundo. Así pues, en un periodo de seis años hice tres veces el Camino de Santiago: dos veces el del Norte y otra más el Portugués.


Mi mochila para los caminos

Normalmente es un punto a tu favor viajar liviano; haciendo el Camino de Santiago es fundamental para la supervivencia de tus pies.

Habla la experiencia. Pagamos la novatada y decidimos llevarnos el hornillo y la comida para "ser autosuficientes" durante nuestro primer camino. ¡Error! Etapas de 30 km con predominancia de cuestas con 20 kilos a la espalda fue un epic fail de los grandes. Santo Tomás, una y no más.
  • Tres mudas. Calcetines, calzoncillos, sujetadores o lo que llevéis.
  • Tres camisetas. Dos para ir turnando y una de ellas "por si acaso" que también hace de pijama.
  • Dos pantalones. El Capitán Obvio dice: no lleves vaqueros. Si haces uno poco transitado, unos piratas te evitarán desollarte las piernas.
  • Una sudadera. Por las noches refresca. Incluso en agosto.
  • Algo para la cabeza. Gorra, gorro... en mi caso suelo llevar un pañuelo ya que es ligero y casi no ocupa. Además puedes usarlo para protegerte el cuello del frío por las noches.
  • Un chubasquero. Siempre a mano. También lo podéis usar de cojín si os paráis a comer algo y el suelo está mojado.
  • Calzado. Botas, zapatillas o trekking, es vuestra elección
  • Unas chanclas. Además de relajar los pies, no quieres entrar en ciertas duchas sin ellas.
  • Un par de bolsas de plástico. Para la ropa sucia suelo llevar una de tela que evita olores.
  • Un pareo de algodón. Doble función: de toalla y de prenda unisex de ropa extra. Función extra: barrera protectora entre la almohada del albergue (no tienen funda) y tu cara.
  • Jabón lagarto. Generalmente con un cuarto de pastilla tendrás más que suficiente para cuerpo, ropa y pelo.
  • Imperdibles. Ideales para tender la ropa en la mochila y que se vaya secando mientras andamos.
  • Saco. A no ser que vayas de vivak, no necesitarás resistir temperaturas extremas, así que la característica a valorar es el peso: cuanto más ligero sea mejor. El mío pesa poco más de 500 g. ¡Importante!
  • Un ladrón y el cargador. Aunque te intentarás desconectarte de los aparatos electrónicos, no te olvides que necesitas el teléfono para llamar a tu madre diciendo que estás bien.
  • Cepillo de dientes y algo de pasta. A una mala puedes sobrevivir sin esto pero tu salud bucodental (y el resto de peregrinos) lo agradecerán.
  • Minibotiquín (opcional). En los albergues suelen tener puesto de primeros auxilios, así como en la mayoría de los pueblos. Los males que suelen aquejar en el camino son dolores musculares y ampollas. 
  • Cuadernillo y boli (opcional). Para intercambiar direcciones, apuntar pensamientos o plasmar tus introspecciones para más adelante.
  • Capitán Obvio. No olvides la documentación, la compostela y dinero suelto (sobre todo si haces el portugués, para evitar comisiones de otro país).

¡Mochila solo para verano! La abundancia de lluvias y el frío gallego variarán tu mochila, dependiendo de la época del año en el que lo quieras hacer. Puedes consultar más información útil para hacer tu Camino de Santiago en estos artículos
Además del ladrón, otra de las cosas que me gusta llevar siempre encima a la hora de viajar es un candado (o dos). Seguramente con unas tenazas o una buena palanca, la mayoría de los candados que lleve van a saltar - si es que no rajan directamente la maleta - pero si un amigo de lo ajeno tiene que elegir entre una sin candado y otra con candado, probablemente elija el hurto fácil.


Oporto es una maravilla de ciudad para pasar un fin de semana: pequeña, tranquila, soleada y - quitando la sucesión de cuestas - muy agradable para el turista. Eso sí, lo cortés no quita lo valiente y la ciudad portuense nos pilló por sorpresa en muchos aspectos.


No hablo de la Gürtel ni de importación ilegal de chorizo; hablo de ese maravilloso aparato que por menos de 5 € que puede evitar ese rigor mortis que se apodera de tu cuerpo cuando la batería parpadea en rojo.